sábado, 14 de junio de 2008

Dieta, Depresión y ácidos Omega

Leamos este interesante artículo escrito por el Sr
Escrito por el Doctor Félix E. F. Larocca.

Para entender, sin necesidad de redundancias, esta lección es una prolongación de la Depresión en Niños y Adolescentes, de la que se extraen los siguientes párrafos:"En el número de agosto del 2007 Science Daily y The American Journal of Clinical Psychiatry publican los datos más recientes de que los aminoácidos omega-3, que se encuentran en abundancia en los mariscos y los pescados son factores decisivos en la prevención de las depresiones. "Asimismo, publicando en la misma emisión del Am. Jour. of Clin. Psych, M. P. Freeman ofrece material en soporte del factor determinante que juega la dieta de la madre en la depresión prenatal.







"La dieta es asunto de importancia extraordinaria para la salud emocional, en diversas formas --- de manera especial en el cuerpo en su periodo desarrollo, como es el de los niños".
Estudios recientes revelan que los niveles de ácidos grasos omega 3 aparecen siempre con valores reducidos en pacientes deprimidos
Mamá tenía razón cuando nos obligaba, como niños, a tomar el aceite de hígado de bacalao que tanto odiáramos.El estado de ánimo depende en gran medida del equilibrio de nutrientes que modulan los alimentos que ingerimos. Estudios científicos encaminados a relacionar dieta y salud mental revelan que no todo queda en vitaminas y minerales, sino que los ácidos grasos omega 3, abundantes en los mariscos y pescados, desempeñan un papel significativo en ese vínculo...

En nuestros reportes hemos hecho hincapié en los artículos que aparecen en algunos periódicos norteamericanos donde los defensores nos inducen al desayuno opíparo, cargado de azúcares, de grasas y de lacticinios.
Los trabajos de los Wurtmanns son prueba de que los desayunos copiosos producen cambios en los neurotransmisores del cuerpo que producen modorra y sentimientos de depresión en muchos de entre quienes los consumen.
Además de que el desayuno, en general, es seguido por las actividades sedentarias de ir al colegio o de ir a un trabajo de oficina, usando medios mecánicos, como transporte, para arribar a nuestra destinación.
Prosigamos con nuestros objetivos en esta lección

SOMOS LO QUE COMEMOS, un meta análisis de 500 ensayos científicos llevado a cabo en el Reino Unido por la Mental Health Foundation y la Sustained Alliance for Better Farming and Food ha permitido a la investigadora Courtney Van de Weyer apuntar que avanzamos hacia modelos dietéticos favorecedores de las depresiones.
La experta inglesa llegó a esta conclusión tras constatar el efecto de los cambios operados en los últimos 50 años sobre los alimentos que años: procesos industriales de elaboración y conservación, modificación de los pastos para ganado y de los abonos o pesticidas empleados en huertas y sembrados «están provocando que la cantidad y calidad de los ácidos grasos esenciales, los minerales y las vitaminas que todos consumimos se haya visto alterada en gran medida», según la autora...
«Lo que ocurre es que durante muchos años hemos venido sustituyendo los alimentos frescos comprados en paradas de mercado o recolectados en huertas y jardines por productos envasados o congelados de grandes almacenes», señala. En el contenido de estos productos, agrega, figuran aditivos, residuos de pesticidas y translípidos que, solos o en combinación, tienen un impacto en la función cerebral.
EL PAPEL DE LOS OMEGA 3
Por su parte, en EE.UU. los psiquiatras prestan cada vez mayor atención al potencial de los ácidos grasos omega 3 sobre la depresión.
Al igual que los investigadores de la meta análisis británico, Marlene Freeman, de la Universidad de Tucson, Arizona, sostiene que los ácidos grasos omega 6 de semillas vegetales han venido sustituyendo los últimos años a los omega 3 en las dietas al uso de occidente. La psiquiatra estadounidense vincula este hallazgo al hecho de que los niveles de ácidos grasos omega 3 aparezcan siempre con valores mínimos en los pacientes deprimidos.
«Los ácidos grasos poliinsaturados desempeñan un papel de extraordinaria importancia en las funciones cerebrales, no sólo como componentes estructurales de las células nerviosas, sino como transmisores de señales químicas entre las neuronas», señala la experta estadounidense. El feto, añade la investigadora, requiere gran cantidad de ácidos grasos omega 3 y omega 6 a lo largo de los últimos meses de embarazo. Por ello, apunta a la necesidad de que las futuras madres tengan en cuenta dicho requerimiento.
Freeman va incluso más allá y sugiere que la conocida depresión post-parto acontece por un agotamiento de las reservas de ácidos grasos omega 3 afectando a la madre y que se mejora tan pronto son remplazados. «Datos estadísticos revelan que entre un 10% y un 15% de las embarazadas padecen rasgos depresivos al término de la gestación y que la mitad repite sistemáticamente este tipo de depresión en sucesivos partos», asegura. Estudios realizados sobre estas mujeres señalan un menor nivel de ácidos omega 3.


EL USO DEL ALCOHOL EN MODERACIÓN
Aunque el curso de las depresiones y el consumo de alcohol configuran una amistad más que peligrosa, un estudio de la Universidad de Texas ha puesto en un aprieto a quienes abogan por una felicidad bien sobria. Las mujeres ancianas que consumen una media de una o dos copas al día se deprimen menos y conservan mejores funciones de memoria y atención que sus congéneres abstemias.
Se trata de mujeres de más de 75 años que, desde 2001, vienen participando en un estudio de salud general. En un apartado del estudio, estas mujeres fueron requeridas a desempeñar distintas labores cotidianas que los investigadores del estudio evaluaron concienzudamente: recordar los trazos de una historia, encontrar objetos escondidos en algún lugar de sus casas, enumerar intenciones de futuro y asociar distintas cifras o palabras. Graham McDougall, coordinador de esta parte del estudio, asegura que las mujeres que bebían alcohol con regularidad daban muestras de «más y mejores estrategias para recordar y salirse con la suya» que las ancianas abstemias.
Asimismo, una encuesta llevada a cabo en el Reino Unido demuestra que los británicos no necesitan la evidencia de datos científicos para justificar su fe en el alcohol. El número de británicos que afirma que beber alcohol es beneficioso para la salud se ha duplicado en los últimos dos años, rondando el 30%. La encuesta, realizada sobre un millar de consumidores regulares de bebidas alcohólicas, reflejó que los hombres son aún más partidarios del beneficio del alcohol sobre la salud que las mujeres. El 21% asegura que una copa o dos al día constituye un antídoto infalible contra el estrés.

AUTOR
Dr. Félix E. F. Larocca